Generar un ambiente productivo en la oficina

Todo influye en el día a día en el trabajo. Sin llegar a enarbolar la teoría del caos (aquella que dice que el batir de las alas de una mariposa en Australia puede generar un terremoto en Nicaragua), pero es cierto que decir o no “buenos días” puede marcar la tónica de un día.

Por eso en este artículo queremos hablar de cómo generar un ambiente productivo en la oficina. Además, en lo relacionado con el buen ambiente en la oficina y las buenas prácticas para lograrlo. Como vimos en aquel post, la buena energía se contagia, así como las altas aspiraciones y la sana competitividad.

Si se pone el listón alto, si no la plantilla no se conforma con la ley del mínimo esfuerzo y, al contrario, trabaja por lograr cosas concretas al margen del trabajo que pueda generar, se crea una tendencia positiva que redunda en el beneficio de la empresa.

Cuidado con la productividad tóxica

Pero cuidado con convertirse en héroes no solicitados. Porque seguimos hablando de trabajo, y no de sacrificio extremo, ni de hacer de la oficina un escenario propio de ningún ironman.

Porque, si uno sobrepasa la línea saludable de la productividad, en aras de hacer mejor su trabajo, tener más reconocimiento o sacar demasiados proyectos a la vez, lo que conseguirá, en el medio plazo, es abrazar el síndrome del burnout o trabajador quemado, con las consecuencias negativas que ello conlleva.

Ese deseo insaciable de producir más y más, robándole tiempo al sueño, al ocio, a las relaciones personales, conduce a un callejón sin salida laboral en cuanto que es insostenible en el tiempo y acaba generando problemas psicológicos, insatisfacción y nuevos conflictos. Por ejemplo, con los compañeros que no comparten ese ritmo de trabajo desaforado, así como por la irritabilidad que genera esa sobreactividad.

¿Cómo generar ambiente productivo en la oficina?

Por tanto para crear ese ambiente que genera mayor productividad y ganas de trabajar, estas son algunas medidas a tener en cuenta:

• Cuidar la decoración. Como vimos en el post enlazado, una buena decoración es mucho más que una serie de muebles bien dispuestos. Ayuda a identificarse con la empresa, genera una adhesión inmaterial, es decir, un sentimiento de pertenencia, y arroja dosis de optimismo que ayudan a trabajar más y mejor.
• Elegir el formato de oficina preciso. Ya vimos también que la era de los despachos estancos y flanqueados por paredes son cosa de otra época. Ahora se estilan espacios de trabajo abiertos, flexibles, distintos tipos de oficina que se ajustan al tipo de actividad y la filosofía de cada empresa.
• Estudiar la política de horarios. Así como el lugar es importante, también lo es el cuándo. Porque ese cuándo también influirá en el cómo. Es decir, permitir la conciliación laboral y familiar, la organización personal de los turnos de trabajo según las preferencias de cada trabajador, genera un plus de motivación que sin duda ayuda a generar un ambiente más productivo y armonioso.

Eso sí, conviene en estos casos organizar bien esas libertad de horarios para que coincidan presencialmente las personas que deben coincidir, para no restar así la productividad ganada.

Detalles que a priori pueden resultar menores pero que, a la larga, pueden resultar claves no solo para la supervivencia de una empresa, sino para su conquista del éxito. Porque el diablo o, mejor dicho, el cielo está en los detalles.

Porque la máxima siempre es la misma: «un trabajador feliz es un trabajador más productivo». Y si un trabajador es feliz, y además productivo, se reduce la rotación, los costes asociados a esta rotación (procesos de selección, finiquitos…) y se aumenta el valor percibido de nuestra empresa.

En Kudos, los cuidamos al milímetro. ¿Aún no has venido a visitarnos?