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Tipos de horarios laborales: ¿cuál se adapta mejor a ti?
Además del debate de presencialidad vs. teletrabajo, otro de los asuntos que más preocupan a los organizadores de los recursos humanos es el de la organización del tiempo. No solo en cuanto a productividad, sino también con otro de los factores clave a tener en cuenta: la motivación.
Porque es conocido el tópico de que los horarios laborales en España son bastante mejorables, dada nuestra tendencia a ‘calentar silla’, lo que iría en contra de los intereses de la empresa. Pues meter horas porque sí no solo no genera más productividad y eficiencia, sino que a la larga produce desmotivación entre los trabajadores.
¿Qué dicen las leyes de horarios laborales?
Antes que nada, conviene conocer la legislación en materia de horarios laborales. Porque puede resultar tentador, como organizador de equipos, o como trabajador de una compañía, pensar en soluciones imaginativas. Como jornadas de trabajo de doce horas comprimidas en tres días, con cuatro días libres a la semana, y demás opciones rocambolescas que, por suerte o por desgracia, no están contempladas en la normativa legal ni amparadas por los derechos del trabajador.
La ley dice que la jornada laboral no puede ser superior a nueve horas, aunque luego deja abierta una puerta amplia para las excepciones. Las que pueden venir por un acuerdo entre la empresa y los trabajadores, debidamente representados, que dé pie a otra organización del trabajo. En cualquier caso, debe prevalecer el descanso entre jornadas, que la legislación ha fijado en doce horas entre jornada y jornada laboral.
¿Cómo medir y controlar ese tiempo de trabajo? En este post, explicábamos los distintos procedimientos actuales para cuantificar las horas que invierten los distintos miembros de una empresa, de capital importancia para el control de las distintas modalidades de horarios que se fijen en tal compañía.
Ventajas y desventajas de la jornada intensiva
Es uno de los debates favoritos en los corrillos de los departamentos de recursos humanos de las empresas. Pero la realidad es que no hay soluciones milagrosas que una vez aplicadas nos ayuden a alcanzar la perfección laboral, por eso se opta por combinar, a lo largo del año, la jornada intensiva con la jornada partida.
El verano es el tiempo propicio para la jornada intensiva, ya que permite aprovechar el tiempo de ocio durante la tarde para los trabajadores y este ‘chute’ de motivación puede servir especialmente en una época en las fuerzas de la plantilla están más mermadas. Sobre todo para aquellos empleados y empleadas que no hayan disfrutado aún de las vacaciones, disponer de las tardes libres en el trabajo puede hacer mucho más llevadero el día a día y ayuda a que la productividad no se resienta.
Además, en verano la carga de trabajo, en la mayoría de las empresas, se reduce, por lo que es la época propicia para proponer esa jornada concentrada, que suele ser una hora más corta de lo normal, sin que se resienta la actividad de la empresa. ¿Problemas? Toca madrugar un poco más y puede que, en caso de entrega de proyectos o de citas importantes, se pierda un poco de ritmo.
Ventajas y desventajas de la jornada partida
Es el formato más empleado en las empresas, el ‘clásico’ de la gestión del tiempo laboral, aunque con el tiempo se han ido implementando cambios. Además, depende del tipo de actividad, el reparto de horas a lo largo del día será diferente. No es lo mismo, obviamente, las necesidades de un negocio de hostelería, de un comercio o de una empresa de atención al cliente.
En el caso de las empresas que trabajan con horario nocturno, se establecen otros criterios, con la gestión del descanso correspondiente; no olvidemos las consecuencias que, a largo plazo, tiene la acumulación de jornadas laborales nocturnas y los daños psicológicos y en el estado de ánimo que se pueden desarrollar.
Pero respecto a las jornadas partidas, es un hecho que son cada vez más las empresas que reducen el descanso entre mañana y tarde, para crear un flujo de trabajo más seguido, con una pausa de entre una y dos horas. Esto permite concentrar el trabajo en un bloque duro a lo largo del día que asegure la mayor eficiencia posible. Reduce también los peligros de un descanso demasiado amplio que genera una desconexión de los empleados con los proyectos en curso.
Dicho esto, cada empresa debe estudiar al dedillo qué tipo de horario le favorece más, buscar una flexibilidad atendiendo a época del año y volumen de trabajo y no renunciar a soluciones imaginativas. ¿Lunes por la mañana festivo? Por ejemplo. Se ha escrito mucho sobre la melancolía de los domingos. Un conocido aforista, Ramón Eder, sostiene que «el carácter se forja los domingos por la tarde».
La idea de un fin de semana sin esa pequeña presión de tener que madrugar el lunes para ir al trabajo puede resultar tan motivante que habría que analizar los resultados en productividad. Es probable que hubiera sorpresas (positivas) y se abra una nueva fase en cuanto a horarios laborales y recursos humanos.
Claro que habría muchos deseosos de llegar el lunes a primera hora a las oficinas de Kudos. ¿Aún no conoces nuestras instalaciones? ¡Ven a vernos!
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